domingo, 5 de octubre de 2008

La playa

Los copos de nieve no dejaban de caer sobre las olas que, con una obsesión enfermiza por morir en la playa, los derretían.

Entonces, él la abrazó por detrás, apoyando la cabeza en su hombro, mientras nubarrones negros presagiaban que aquella noche ríos de agua correrían por la ciudad.

- Parece tan irreal…

- Ya… una playa nevada no es algo que se vea todos los días


Comenzaba a hacer frío.

- Aún así… más irreal es que este aquí, junto a ti, mirando la rectitud del horizonte

Ella se quedó pensativa unos instantes y, entonces, se dio la vuelta y le miró directamente a los ojos.

- A veces parecía que el mundo conspiraba para que nunca estuviéramos juntos… Para que nunca cumpliéramos nuestros sueños…

Él se tomó su tiempo para responder y, entonces, se quitó los guantes y abrazó su cara con unas manos desnudas y cálidas.

- Aunque pusieran mil barreras, aunque hicieran mil abismos, aunque por ello tuviera que matar… Nunca nada ni nadie iba a impedir esto.

En ese momento, él la abrazo con fuerza, transmitiéndole todos los sentimientos guardados durante años que con palabras eran imposibles de expresar.

Y, al mismo tiempo, mientras que copos de nieve caían sobre su pelo, mientras que la gente corría para refugiarse del frío preguntándose que hacían dos locos en la playa, mientras que el mundo entero seguía adelante… ella sintió que había nacido para ese momento, que su mundo se paraba en aquel abrazo.

Que había nacido para estar allí, en aquella playa, junto a él.

La playa, Elena Zamora

Sabes que me encanta...

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