domingo, 28 de septiembre de 2008

Hasta la libertad, siempre, pero contigo

Él siempre se había considerado de izquierdas. Por supuesto, ese hecho venía dado por la profunda admiración que sentía por los preceptos de la Revolución Francesa y por el nuevo orden mundial que nació de ella. Sin embargo, en su vida, "ser de izquierdas" era, principalmente, una razón para discutir con su familia y atacar al otro partido político en discusiones estúpidas.

Hasta que la conoció.

Ella le cambió la vida en muchos aspectos, pero uno de ellos cobró quizá una relevancia especial. Ella le enseñó a actuar en vez de gritar en debates estériles, le enseñó a aprender de los demás y, sobre todo, le enseñó que "ser de izquierdas" era mucho más que votar a un determinado partido político en las elecciones.

Su amiga era una enamorada de las revoluciones, una persona que si hubiera nacido en otro tiempo y en otro continente habría pronunciado la famosa frase sobre cómo vivir y cómo morir. Para él, ella siempre había sido un ejemplo, una tabla de salvación a la que aferrarse cuando su mundo se tambaleaba, cuando todo en lo que creía creer era cuestionado por el mundo en el que vivía.

Por supuesto, no era la única persona de la que había aprendido, pero sí era, con mucho, la que más le había enseñado a defender sus ideas, contra viento y marea. En los debates políticos o pseudo políticos con sus amigos, en los que, obviamente, las discusiones nunca iban más allá, ella siempre tenía argumentos perfectamente preparados para rebatir la lluvia de crítica que recibían, también muy ordenadas, porque a él le daba la impresión, muchas veces, de que era el único que no sabía que decir en muchas situaciones.

Por todo ello, él le estaba profundamente agradecido. Nunca se lo había dicho, pero ella era un ejemplo a seguir, una de las profesoras más importantes que conoció en la carrera... debería decírselo. Se lo escribiría, era como él mejor se expresaba.

Además, era la más guapa del mundo entero.



Dedicado, en esta ocasión, a Irene. Es la mejor manera que se me ha ocurrido de agradecerte todo lo que has hecho por mí estos años, y la mejor manera de decirte lo sumamente importante que eres para mí. Te quiero (L)

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